Que onda marchantes, pero neta ¿que onda? con que hoy se me acerca un chavito en el semáforo y en vez de la tradicional frase "¿me da pa´ mi calaverita?" me sale con un "¿me da mi jalowin?... a lo que contesté "aquí no damos Halloween chavo, pero toma para tu calaverita" y le di unas cuantas monedas.
Esa escena me hizo pensar en mi infancia, recuerdo que desde entonces todos los 2 de noviembre le preguntaba a mi mamá con un tono de envidia por que esos niños podían seguir pidiendo Halloween dos días despues, a lo que mi madre respondía que no pedian Halloween sino su calaverita. Para tratar de hacérmelo más claro me hizo una comparación entre Santa Claus y Los Reyes Magos. La respuesta fue agarrando más sentido mientras fui entendiendo la tradicion del Día de Muertos, pero aun así habia algo que no me cuadraba. Esos niños llevaban en sus manos una calabaza de plástico, ¡no una calavera!
No cabe duda que poco a poco una tradición se ha hecho más popular que a la otra, algunos se molestan argumentando que la celebración capitalista y mercadológica de los gringos nos está quitando identidad como mexicanos, que estamos dejando en el olvido una parte de nuestra historia y nuestra cultura.
Quizás yo tratando de rescatar mis raíces estaba un poco de acuerdo con eso, pero analizando las cosas llegue a un punto importante. ¿Qué tan mexicano es el Día de Muertos? y ¿qué tan gringo es Halloween?
El Día de Muertos para empezar tiene su origen en las culturas prehispánicas de Mesoamérica. Tanto mexicas como mayas (por nombrar las más emblemáticas) tenían un fuerte culto a la muerte, llevando a cabo rituales y ofrendas en honor a sus difuntos. Esa tradición se mezcló posteriormente con la llegada de los españoles, quienes al introducir el catolicismo, transformaron la festividad al "Día de todos los santos". Si consideramos esto podemos decir entonces que la celebración actual también tiene raíces españolas. País del cual nos independizamos años después, quedandose la festividad en el territorio que se nombró México.
Halloween por el otro lado tiene su origen en la cultura celta, la cual transmitió sus tradiciones a la cultura anglosajona cuando invadieron el territorio que es ahora el Reino Unido. Con la llegada de los ingleses a Norte América llegó a nuestro continente la celebración de la Noche de Brujas (como se conoce en el habla hispana), la cual tomó fuerza y hoy en día es una de las celebraciones más populares en el mundo occidental, mucho en parte por el auge que ha tenido la cultura estadounidense en el cine y la televisión, sobre todo aquí en México, país vecino.
Como ven estas dos festividades vienen de mucho tiempo atrás, sobreviviendo con los años y transformandose con cada diferente cultura que las ha llegado a adoptar como propias. En México se sostiene la celebración del 2 de noviembre gracias a las familias y poblados que han seguido en contacto con sus raíces, pero en las grandes ciudades el Halloween también ha sido adoptado por nuestra sociedad y lo hemos adaptado a nuestra manera. Así que no nos sintamos menos mexicanos por divertirnos festejando Halloween, pero que tampoco se nos olvide la riqueza cultural y simbolismo del Día de Muertos.
Me parece que las dos tradiciones pueden convivir en nuestro país sin que una reemplace a la otra, al igual que la Navidad y el Día de Reyes. Así que salgamos a la calle a pedir dulces disfrazados de cualquier cosa que se nos ocurra, hagamos ojos y boca a una calabaza, decoremos un altar con flor de cempazúchitl para recordar a nuestros difuntos y escribamos calaveritas pícaras y burlonas, pero una cosa si les pido, no mezclen las dos tradiciones para tratar de hacerlas una sola.
Mueranse de miedo este Halloween y descansen en paz el Día de Muertos.
Si no encontró todo lo que buscaba, regrese en dos días por su calaverita.